Redactar un prólogo para esta obra imprescindible, que nos representa en toda su dimensión en tanto historia vivida, es al menos una tremenda responsabilidad, un llamado a no dejar que el desconocimiento se transforme en olvido y una invitación a formar parte de este gran desafío, por lo que va mi profundo agradecimiento por todo ello.

En primer lugar, la historia. La historia documentada, la historia sucedida, la historia que debiera interpelarnos para comprender, para conocer y que el “nunca más” sea verdaderamente una posibilidad cierta.

En lo que a mí respecta, en tanto Rectora Normalizadora de la Universidad Provincial de Córdoba, nuestra querida UPC, transitar nuestros espacios en la Ciudad de las Artes, recordar siempre que justamente en esos espacios funcionó el Batallón de Comunicaciones 141, centro de inteligencia y reivindicado por quienes lo dirigían orgullosamente como centro de combate, me hace sentir pensar que hemos triunfado.

Justamente allí viven y crecen nuestras escuelas de arte, transita el público por nuestra sala mayor abierta a la comunidad toda, los estudiantes se reúnen y disfrutan su vida universitaria en libertad, con alegría y donde el miedo no existe, no les pertenece, no es siquiera una posibilidad.

Hemos triunfado.

Pero todavía debemos compartir esta historia que también nos pertenece, porque la hemos vivido, porque sucedió y porque todavía es añorada por ciertos sectores.